lunes, 9 de abril de 2007

¿QUÉ ESTÁS COMUNICANDO?. (En cuanto a verme al espejo, mente;crítica y propositivamente)

DESCRIBIR POR 3 DÍAS: - Con quién saltas, eres amigable e intolerable. El hecho de monitorearme por 3 días, de manera anacrónica, dio como resultado la siguiente descripción:
1. Con quién saltas.- En días pasados de este mes, un hecho insignificante hizo que un superior se comportara de manera grosera y déspota (ya hubo 2 antecedentes de esta conducta).Tratando de controlarme, le reclamé su actitud, y le pregunté (además de aclararme), que por qué me trataba como si fuera una ignorante. A lo que bajando el tono de su agresión gestual y verbal, siguió hablando pero con voz más tranquila. He analizado someramente el hecho y constato que:
1.1. Al voltear a verme al espejo; compruebo que así trata a sus demás subordinados, subdirectores y jefes de departamento. Por lo que al percatarme qué estoy comunicando con él en particular, creo que es una conducta oposicionista a esta clase de autoridad, pero es así por que no tolero la injusticia, y él lo es. Aquí me detengo a pensar, cuántas veces he sido yo así, o injusta. Y aunque mi ego dice que no, mi consciencia tal vez me señala que no siempre he sido tan correcta con otros (aunque no en éste tono ni en ése modo).
1.2. Viendo mi mente; al observar mi mente, hago consciencia que debo ser sutil y asertiva con esta persona, además de tolerante y comprensiva, pues detecto carencias emocionales y una gran necesidad de controlar y humillar a sus empleados, ocasionado tal vez por su propia baja autoestima, tal vez, un complejo de inferioridad oculto bajo un barniz de complejo de superioridad.
1.3. Crítica en forma propositiva (¿CUÁL ES EL PROPÓSITO O SEMILLA?).; Hoy precisamente, esta persona me preguntó que por qué no lo quería ver (cuando ni siquiera lo percibí), por lo que le dije que esa sería una consecuencia y no la causa de lo que me hubiera hecho. “De cualquier modo, —dije— no debe quedarse con esa impresión”. Para mis adentros, reflexiono: más que por respeto a su posición, lo dije así, por que no deseo ahondar resentimientos con esta persona ni con nadie. Después de todo, el respeto a la autoridad se gana por los actos y no por nombramiento. Y porque también, es menester establecer límites a los otros, ya que, nadie tiene derecho a humillar o maltratar a los demás, y tal vez él como mucha gente, está acostumbrado a atropellar la dignidad de otros. Y aunque no pretendo ser maestra de urbanidad ni de moral de nadie, considero que estos casos nos permiten ejercitar el “músculo” de la consciencia y de la inteligencia emocional.
2. Con quién eres amigable. Generalmente, me gusta tratar bien a mis compañeros o subordinados (cuando los he tenido, pasantes de servicio social o PIFIS —quienes dan apoyo a los investigadores y que están inscritos en el Programa Institucional de Fomento a la Investigación—). Trato de abrirme con todos mis compañeros y de no distinguir a ninguno de ellos. Para mí, es tan importante mantener la posición o rol de agente “cosmopolita” —como se diría en términos de organización comunicacional— que me gusta fomentar la unión entre las distintas áreas de trabajo: Publicaciones y Subdirección de Apoyo, Subdirección de Investigación y Consultoría. Así por ejemplo: llevé un pastel y refresco a los compañeros de consultoría a fin de año para celebrar el cumpleaños de todos y que no pudimos hacer por que salen todo el tiempo a sus prácticas de campo. Esto en el campo laboral, en mi vida personal y académica trato de ser igual. Claro que hay personas más cercanas y que gozan de un trato preferencial que les doy, pues son mis más allegados.
2.1. Al voltear a verme al espejo; pienso que al practicar la conducta de “La llave de Oro” tratar al otro como quisiera que me trataran a mí, al final de cuentas, obtengo no sólo su simpatía sino su amistad. Considero que mostrando una actitud de interés sincero, la gente lo capta y devuelve lo positiva que yo pueda ser con ellas.
2.2. Viendo mi mente; Al ser consciente de este positivismo, todos entramos en una especie de actitud de ganar-ganar y creo que es como mejor puedo predisponer a que todos mantengamos esta actitud mental, pues produce un gran goce y alegría ver como dicen: “Algunos tienen oídos pero, todos tienen corazón”, y hay que sabérselo ganar día a día (hasta conmigo misma).
2.3. Crítica en forma propositiva (¿CUÁL ES EL PROPÓSITO O SEMILLA?); Creo que siempre se debe aspirar a ser mejor. Cuando creemos que hemos llegado a una meta o sitial, es cuando verdaderamente vemos que el camino aún es largo por recorrer, pues así como la realidad es cambiante, también lo somos nosotros y con más razón, si somos perfectibles en todos sentidos. Lo importante es mantener una saludable actitud de disposición y consideración a los demás, recordando que el buen juez por la casa empieza. Es decir, teniéndonos respeto y autoestima, es factible ver en los demás, las mismas cualidades que podemos apreciar en nosotros mismos y reconocerlas por su familiaridad.
3. Con quién eres intolerable. Tengo que aceptar que no tengo tolerancia para la gente vulgar. Desgraciadamente, mi subdirector es una persona que es grosero y su conducta ha provocado varios eventos desagradables a nivel público, pero a él no parece importarle.
3.1. Al voltear a verme al espejo; Trato de comprender a este ser tan caótico y que por su propia falta de respeto, nadie lo toma en serio en los distintos ejes de división del trabajo. Aunque no me identifico con la vulgaridad —como digo, la rechazo abiertamente— considero que hay algo en él que me hace pensar si yo alguna vez he hecho sentir incómodas a las personas con mis comentarios o mi forma de actuar. No lo sé, pero esto me provocaría un gran malestar y creo que él se sabe rechazado por esta actitud que insiste en mantener y no modificar.
3.2. Viendo mi mente; Al igual que en el primer caso citado, debo concientizarme de que también debo ser prudente y asertiva con esta persona, además de tolerante y comprensiva, pues detecto carencias emocionales muy fuertes. Lo curioso es que cuando uno lo aborda en forma amigable o neutral, él toma la palabra y pretende adoctrinarnos en su religión cristiana. Su actitud cambia de manera veleidosa y por ello es tan difícil comunicarse. La primera reacción es poner distancia de por medio, pero, tratando de ser empática, he estado manteniendo una semi proximidad con él, ya que además su desequilibrio emocional al parecer viene de un divorcio del que no ha podido recuperarse y busca con distintas parejas recobrarse. Por tanto, creo que hay casos como este en que debemos ver que es responsabilidad de cada uno de nosotros el actuar de forma congruente y madura ante los fracasos o derrumbamientos existenciales. Es posible que cada quien lleve un luto diferente, pero lo que no podemos permitir es que nuestro duelo afecte con nuestra forma de ser a los demás. Tal vez un día me anime a recomendarle libros de autoayuda y pueda descubrir por qué me molesta tanta risotada estrepitosa y fuera de lugar. Tal vez pueda descubrir que en el fondo yo también he sido masoquista (de modo también diferente) y esa etiqueta no me gusta y me estoy deshaciendo de ella para no volvérmela a pegar.
3.3. Crítica en forma propositiva (¿CUÁL ES EL PROPÓSITO O SEMILLA?); “Tomar el toro por los cuernos” como por ahí dicen, sería lo más conveniente para este personaje, ya que muchas veces nos negamos la realidad por medio de máscaras o falsos escapes como el exceso de alcohol, sexo, trabajo o cualquier cosa que haga menos dolorosa la herida emocional. Este es un caso difícil, pues el señor ya obtuvo ayuda psicológica y su conducta no cambia. Lo ideal es que él por sí mismo caiga en la cuenta que con esa forma de ser, ahuyenta no sólo a posibles admiradoras sino que se quita el respeto a sí mismo. Cambiando su forma de encuadrar su realidad y haciéndolo consciente de su actual situación, más despejada, con nuevas oportunidades para vivir otras experiencias, tal vez se dé a sí mismo otra visión de la vida y cambie para su bien y favor.

7 EJEMPLOS DE LA REALIDAD CAMBIANTE DE ACUERDO AL MODELO DE CONSCIENCIA

Los siguientes ejemplos son tomados de la observación de la “realidad” que he podido constatar y que, aparentemente nos dan argumentos para reforzar nuestra postura sustancialista o nihilista, dentro de su propia naturaleza cambiante:

PRIMER EJEMPLO: CLASE SOCIAL.- Este aspecto es una clara muestra de que la posición social hace que la gente tenga una visión de sí misma positiva o negativa (según el status y rango social) y que da una nota aprobatoria o desaprobatoria no sólo de la comunidad a la que se circunscribe sino al gran conglomerado social, quien por cierto, le asigna una identidad y categoría.

SEGUNDO EJEMPLO: ESTADO CIVIL.- El hecho de estar casado, viudo, soltero o divorciado, o incluso en amasiato, permite que las parejas y su prole se vivan en una realidad tradicionalmente estructurada; los solteros, divorciados o viudos, perciben que la realidad es solitaria y tal vez querrían contar con una pareja para compartir vivencias. En suma, que mucho dependerá del grado de involucramiento y deseo de donarse a otro, lo que dará la visión de cada una de estas instancias.

TERCER EJEMPLO: NÚMERO DE GESTACIÓN FAMILIAR.- La realidad aquí también se vé trastocada por el número de gesta (Por ejemplo: Gesta 1, Gesta 2, Gesta 3= significa, la posición o sitial que uno ocupa al momento de nacer). Y en base a ello, variará el carácter y la conducta que el niño es “enseñado” a ser: dulce, enojón, mandón, etcétera.

CUARTO EJEMPLO: EDAD.- La realidad no se percibe igual en las diferentes etapas de la existencia, ya que un niño vive despreocupadamente, en tanto que un adulto o mejor, un adulto de la tercera edad, las preocupaciones son a mediano y corto plazo, el primero por solventar expectativas de vida a futuro y el segundo por el poco tiempo de vida que le queda.

QUINTO EJEMPLO: CREENCIAS RELIGIOSAS.- Tanto las personas fanáticas de su religión como los nihilistas, exageran o restan importancia al fenómeno de la fe y, ambas al estar en posiciones tan extremas, pierden más que objetividad, sentido de la propia espiritualidad religiosa.

SEXTO EJEMPLO: ESTADO DE ÁNIMO.- Atravesar por distintos estados de ánimo o incluso, ver además de los propios los ajenos, hace que rara vez la gente haga empatía y conviva con el otro de manera armoniosa, ya que cada naturaleza es única y cambiante. Así que, para lo que unos puede ser motivo de tristeza, para otros lo será de ironía o burla.

SÉPTIMO EJEMPLO: EDUCACIÓN.- Las buenas maneras o educación urbana,—tan en desuso actualmente — hace que una persona que así ha sido domesticada, enfrente a otra que tiene una educación mediocre o naturaleza indomable, y al confrontar sus realidades se vería como resultado la disonancia cognoscitiva que ambas personas tendrían de este encuentro. Bien sea que cualquiera de las dos se adapte y adopte como ejemplo la conducta del otro.

OCTAVO EJEMPLO: GENERACIONAL.- Aunque podría decirse que es similar al ejemplo de EDAD, lo diferencio por que en el caso de ser distintas generaciones académicas, el desencuentro no es tan grande ni tan grave. De hecho, se complementan ambas visiones, pues la frescura que aporta el joven, se compensa con la experiencia que brinda el adulto (experto, generalmente, aunque no necesariamente, ya que a veces el chico enseña al grande).

CRÓNICA SOBRE NO TENER LA RAZÓN

Este fue un ejercicio difícil pero aleccionador de realizar esta semana, porque tuve que reconsiderar mi redacción, ya que argumenté en principio que: “si fue ardua esta tarea, no fue tanto por contravenir mi posición o defensa de mis planteamientos (lo que implica vencer al ego), sino porque cuando de parte de mis interlocutores se presentan actitudes, pensamientos, hechos y dichos que contradicen y desconfirman su actuación, se da la paradoja e incongruencia de su supuesto estado de consciencia de la realidad y ¡de plano!, es muy intrincado involucrar los sentimientos o juicios que la buena lógica nos marca lo equívoco de la situación (es esquizofrénico y cruel). A menos que haya una clara y directa comunicación que explique el porqué de sus actitudes (causas, condiciones y circunstancias), el receptor —en este caso yo— quedará en la inopia y sin explicación clara”.

“Por tanto, —añadí— me percato que habrán situaciones vitales en las que yo debo flexibilizar mi posición frente a los demás pero, cuando los individuos (—como algún compañero supo de mi ejercicio, trató de aprovecharse de que esta semana no tenía la razón—) actúan veleidosamente, no me quedan argumentos y sólo correspondo con la actitud que me caracteriza: me comporto según la misma gente me va marcando la pauta que quiere que la trate. Esto, más que darme o quitarme la razón, me permite ser equitativa tanto con los otros como conmigo misma”.

Bueno, esto pensado en primera instancia, porque claro, siempre existe una reconsideración ó contraparte para argumentar, por lo que después reflexioné que en el caso de contrariar a la lógica (racionalista o cartesiana), habría que pensar que precisamente el pensamiento post modernista sugiere que hay otras miradas desde distintos ángulos (diría el maestro, existen desde su propio lado) de los surgimientos dependientes de la mente. Por lo que, es todo un reto al ser humano ser consciente de estar monitoreando su mente para poder esforzarse en deconstruir la realidad y ver que es posible que haya otros argumentos, ideas o sentimientos válidos diferentes a los nuestros y que más allá de ellos, hay un estado o modelo de consciencia que dice que le hago imputaciones al otro o a los acontecimientos según mi propio deseo de proyectar en ellos mis deseos por verlos hacerse realidad.

El hecho es que caigo en la cuenta de que el deseo de controlar va desde mi propio deseo de manipular mis pensamientos, que quiero que echen a andar el mecanismo de mi voluntad para convertir dichos deseos en realidad y por consiguiente, si me frustro, hago rabieta (como lo hace un niño), pierdo en muchos aspectos; y no sólo ello, muchos no nos damos cuenta cabal de que no sólo este deseo de control es sobre nuestra vida sino que se dá sobre la de otros individuos que nos rodean. Lo que más me asusta o sobrecoge de esta forma de pensar, es que cuando maximizo esta idea, observo los grandes corporativos e instituciones comunicacionales que manipulan a diestra y siniestra al resto de la comunidad, quien no es consciente en absoluto de dicha faena. De este tema, ya se han hecho miles de escritos y no pretendo abundar.

Para concluir: la cuestión es que al conscientizar el no tener la razón en esta semana me fue difícil por una cuestión personal subjetiva por la que estoy atravesando (pero no estoy segura que tan desapegada estoy de mis antiguas argumentaciones en este caso concreto) y creo que precisamente por ello, fue muy enriquecedor hacerlo. Ahora entiendo por qué dice Eckart Toeller que esta compulsión por querer tener la razón ha llevado a la humanidad a la guerra y a tantas penurias. Liberarnos de esta obsesión, y al conocer cómo hacerlo (buscando la verdad de la consciencia en el ahora) como decía el profeta, nos hará libres.

BREVE ENSAYO SOBRE MI ZONA DE CONFORT.

Encuentro que la llamada “zona de confort” puede tener a simple vista connotaciones de incuria, autocomplacencia, o tal vez hasta de depresión (lo que puede afirmarse en primera instancia). Pero es el caso que también hay situaciones en la vida que la gente se deja llevar por los acontecimientos, a manera del espectador que requiere observar los hechos para poder hacerse un juicio cabal de lo que él quisiera representar en su rol de actor participante más adelante. Haciendo un símil, sería el “surfista” que menciona Jorge Bucay en su novela “Amar con los ojos abiertos”, sólo que en este caso, en vez de tomar las olas como venga la vida o la relación con el otro, hay veces que la ola es tan grande que, para recobrar el aliento hay que bajarse de la tabla para recuperarse y volver a tomar la ola más próxima, pero con una actitud más consciente y de réplica (retroalimentación), de tácticas y estrategias para poder responder al medio (o estímulo que desata su respuesta) y a sí mismo. Esto que suena tan lógico, no lo es, pues las situaciones vitales tienen sus vericuetos.

Aunque mucho se nos insiste en clase sobre que, en el fondo de la realidad, todo es un vacío, generalmente no hacemos consciencia de ello y mientras estamos inmersos en nuestra inconsciencia, creemos que la vida presenta estas contingencias como parte de su devenir normal y cotidiano. De facto, existen circunstancias en que dicha inconsciencia nos provoca una parálisis existencial, misma que puede ser debida a factores externos —suponemos en nuestra ignorancia— y que se encuentran arraigados en el sistema de vida que se viven con una clara tendencia patológica por inmovilizar a las personas (referido aquí como macrosistema que posteriormente se vé introyectado en un microsistema —por ejemplo: la costumbre de impedir el ascenso laboral en dependencias de gobierno, o peor aún, imposibilitar trabajar en el área de su competencia, asignándose puestos de subempleo—). Todo comienza con una impresión mental cualquiera a la que podemos llamar surgimiento dependiente, mismo al que le imputamos ciertas características positivas o negativas y que, conscientes o no, hacemos de ello una tendencia que en automático se convierten en un hábito, como sería el caso de ofrecerse a transcribir un texto por falta de apoyo secretarial y después darle esa base de designación al empleado calificado, quedando como su obligación hacerlo (sea aún un doctorado). Esto que no debiera conflictuar a nadie en otro ámbito o contexto (hablando en términos de vacío —donde no hay lugar a la denotación o connotación, referentes o referencias—), produce un gran malestar pues, retomando el ejemplo del sistema burocrático, conozco casos en que las estructuras de poder están tan firmes que, muchos de los puestos de trabajo especializados los cubren técnicos o profesionistas que no tienen el perfil indicado y quienes sí lo ostentan los dejan en segundo o tercer sitio, creándose una serie de escalada de descalificaciones mutuas por querer ocupar posiciones que se dan por decreto y no por competitividad.

El caso es que, se generaliza esta tendencia y como reza el dicho en esos ámbitos: “los hábitos hacen costumbres y las costumbres: Leyes”, siendo aquí el equivalente a la Ignorancia Activa[1] —que aún sabiendo que está mal, insiste y hasta legaliza el error— ya que actúa con intencionalidad de manera dolosa, es decir, se institucionaliza y validan “normas o leyes” como las del dedazo, amiguismo o compadrazgo, es decir, el influyentismo. Por lo tanto, no es de extrañar que muchos de estos trabajadores no cuentan con mecanismos de defensa ni reales (defensa de sus derechos humanos, laborales, económicos y sociales) ni virtuales (psicológicos y comunicacionales —salvo raras excepciones) y aunque se nieguen a formar parte de la burocracia anquilosada y deficiente, es tan fuerte la “Ley” que impera en estos sitios que, hacen acopio del humor característico del mexicano y en tono de broma ironizan sobre su situación diciendo: que en lugar de estar trabajando están “en el fingimiento del deber”, o “ellos hacen como que me pagan y yo hago como que trabajo”. Pero, ¿qué hacer cuando mucho del personal es consciente de que el sistema que les rige es la causa, circunstancia y consecuencia del perjuicio que afecta a la organización de manera pandémica?: El cambio consciente de actitud.

Para ello, se requiere de una hibernación y maduración de las ideas para poder hacer frente a tan gran entorpecimiento mental (mejor dicho: lavado de cerebro), que más pareciera alineación y enajenación. Es aquí cuando después de la inactividad o estancamiento, en vez de lamentarse por el “tiempo perdido”, se recobra el entusiasmo y se empiezan a agilizar las ideas y mecanismos de acción para emprender la contra respuesta: creando estrategias con varios planes de operación para tomar las diferentes disyuntivas y abandonar el papel pasivo que otrora tenía. Esto sólo es posible cuando se ha pasado por una especie de “depuración” (¿o valdría decir catarsis?) del individuo, al desaprender lo aprendido, es decir, su desmotivación y baja autoestima a fuerza de maltrato psicológico, tal como la conducta de respuesta condicionada del experimento de Pavlov pero en sentido inverso, sólo que en este caso, cuando el hartazgo por dicha injusticia o maltrato psicológico y laboral es sublimado y se rescata lo mejor de este estancamiento: ya que se conocen los vicios y fallos del sistema a fuerza de vivirlos en la cotidianidad (es decir, retomando la ola de la realidad de Bucay, se puede “surfear” mejor el oleaje en cualquier tiempo y circunstancia).

Esta es la famosa resilencia (—sacar lo mejor de lo peor—) de la que los psicólogos postmodernos nos hablan y que puede servir de ejemplo para resumir diciendo que, no toda inercia es una pérdida de tiempo o una apatía desinteresada en el medio en que uno vive sino que, así como el invierno mantiene cubierta de nieve la tierra en cuyas entrañas se encierra la promesa de una semilla que retoñará en primavera, así la gente, de manera aparentemente inmóvil espera su turno para potenciar su crecimiento y la verdadera esencia de su ser.



[1] La otra ignorancia es la Ignorancia Pasiva, que es quien la padece sin tener consciencia de ello.