jueves, 28 de junio de 2007

¿SOY CONSCIENTE DE QUE SOY CONSCIENTE?

El pensador cibernético
Ésta mañana cuando me desperté, recordé que tenía que continuar la comisión de monitorear mis percepciones sensoriales y su impacto cognoscitivo en mi sique (tal como lo había hecho desde el sábado pasado). A manera de una cámara que sigue el guión de cine de autor, me dí a la tarea de tomar apuntes mentales de las cosas y circunstancias que iban sucediéndose a lo largo de la semana, pues mi objetivo sería capturar las imágenes y sensaciones que desembocarían en lograr aprehender la esencia de su naturaleza y por consiguiente, estar consciente de mi vinculación e interacción con ellas. ¿Para qué todo este sobrehumano y esquizofrénico esfuerzo de revisar tramo a tramo la película de este mini documental semanal? La respuesta me la daría yo misma este día.

Al principio, el estado de consciencia hacía énfasis en el plano físico, llegando a sorprenderme la forma en que percibía alguna molestia en el zapato, o cualesquier detalle fino como el roce de mi cabellera sobre el rostro. Después, percibía constantemente que mi mente se escabullía asiduamente y jugaba conmigo al hacerme pasar de la consciencia a la pseudo consciencia o de plano a la ausencia de ella. Sin embargo, dejé de focalizar este objetivo tan elemental y poco a poco empecé a percatarme de las acciones de los demás y cómo los eventos iban entrelazándose para mostrarme en principio, un mosaico diverso de realidades donde me dí cuenta, que caleidoscópicamente adquirían después un nuevo significado, es decir, percibo que coexisten varios niveles de observación: el yo observadora, otro(s) observándome y el descubrirme en un tercer nivel, al observar a los dos primeros niveles, lo que me llevó a evidenciar y descubrir otro grado de consciencia que incluye mi contexto social, cultural y psicológico. Me explico.

Este día terminamos los 9 días de rezos por la muerte de mi abuelita Carmen Aguirre, acaecida el 14 de noviembre. Este hecho removió mi historicidad en mi retrospectiva reciente, ya que en este mes también se dio un acontecimiento relevante en mi familia: La boda de mi prima Moni y la embolia cerebral de su padre, mi tío Jorge, quien –gracias a arduas terapias – hizo un gran esfuerzo por dejar la silla de ruedas y entregar a la novia en el altar.


Estos dos hechos prominentes, unidos a mi propia enfermedad y accidente reciente, me hicieron ubicarme en el aquí y ahora de esta semana, pues estoy comprendiendo que la microinformación que obtengo se integra y retroalimenta mutuamente con los macrotemas que circundan en los medios que me hacen comprender cabalmente estas diferentes realidades, para recapitular en lo valioso del tiempo que tenemos para sacar mayor provecho de nuestra existencia y compartir con nuestros allegados; el paroxismo de mi grado de consciencia me llegó, cuando descubrí que tengo que replantearme muchos objetivos de mi existencia (simplemente, cómo quiero ser recordada o amada), pues la consecuencia de mis actos siempre llevarán a un resultado. Yo, que siempre dije en mis artículos que había que cobrar consciencia de las distintas problemáticas sociales, y que siempre quise ser acuciosa en mis análisis, comprendo que requiero de un contraanálisis, pues con todo ello, deseo ser una mejor persona en todos los ámbitos.

A manera de epílogo:
Este ejercicio me ha servido para lograr captar una serie de códigos, significados y significantes que están más allá de las interpretaciones elementales de la realidad, a la vez que me ha permitido reorientar mi vocación comunicativa de traductora de mensajes más llenos de sentido humano y recordar que tan importante es la forma como el fondo de lo que comunicamos. Fue un reencuentro afortunado –pese a los contrastes – conmigo (autoreferente) y los otros (referencias).












No hay comentarios: