viernes, 25 de mayo de 2007

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ MORIR (¿AGAIN?) PARA VIVIR !!!!!!!!!!!!!


Por alguna razón inexplicable (o tal vez porque morir dos veces en menos de un semestre era demasiado para una vida no gatuna), pospuse esta tarea hasta días posteriores. Sabiendo que no podía postergar el ejercicio, me propuse realizarlo esta semana: y la experiencia me llegó cuando menos lo esperaba. Fue este martes 22 de mayo a las 6:59 p.m. en que al recibir un mail de mi amiga July, reconfortándome por una situación que atravesaba en ese momento y que ya quedó atrás, al abrir su correo y ver el siguiente mensaje "En Dios pongo mis manos", sentí que el tiempo se detuvo y experimenté un renacer interior:
¡Este hermoso regalo me emocionó profundamente y hasta me hizo llorar, pero ¡de alegría! Tal vez esto que suene sin sentido o significado para muchos, pero los que hemos pasado pruebas complejas en la vida —a todos los niveles, y sobre todo, espirituales— no me cabe duda que Dios, nuestro precioso Padre está con nosotros a través de familiares y de amistades que también nos acompañan y hacen saber de su amistad y guía. Sin entrar en detalles de la causa de mi cambio, puedo decir que a partir de esta experiencia, me siento segura y muy contenta dentro de todo ello, porque sé que ÈL nos ama y realmente nos está cuidando. Es tan grande mi amor y agradecimiento que me está renovando y engrandeciendo aún más mi FÊ. Me pone tantos ejemplos y circunstancias para que valore y aquilate los tesoros de su Amor que, francamente creo que me gané la lotería espiritual con esta vivencia (disculpen si sueno vanidosa o engreída en mi afirmación, pero es que estoy muy reconocida por todo el BIEN que siento: es como un despertar espiritual enmedio del caos). Sé que suena a paradoja lo anterior pero, así lo vivo.
Por lo anterior, les comparto lo que escribí de ése día:

Hoy renací a la vida espiritual por la Gracia de Dios,
a las 6:59 p.m. del día 22 de mayo de 2007 ¡Aleluya!
Griselda Guzmán Aguirre

Entonces, recordé una lectura que también me llegó hace 2 años, como preparándome para el camino actual:
Cuarta lectura[1] (Se realizó espontáneamente en el Día Mundial de la Oración, del año 2005):

Con amor eterno se ha apiadado de ti tu redentor

“Las lecturas anteriores han descrito la acción salvadora de Dios con su pueblo. Ahora vamos a responder a Dios con nuestra propia historia. Los profetas nos invitan a aceptar la salvación que Dios nos ofrece, es decir, a convertirnos. Esta lectura nos recuerda que el Señor, a pesar de nuestras infidelidades, está dispuesto a recibirnos y a renovar su amor por nosotros”.

Del libro del profeta Isaías
54, 5-14

“El que te creó, te tomará por esposa;
su nombre es ‘Señor de los ejércitos’.
Tu redentor es el Santo de Israel;
será llamado ‘Dios de toda la tierra’
como una mujer abandonada y abatida
te vuelve a llamar el Señor.
¿Acaso repudia uno a la esposa de la juventud?,
dice tu Dios.

Por un instante te abandoné,
pero con inmensa misericordia te volveré a tomar.
en un arrebato de ira
te oculté un instante mi rostro,
pero con amor eterno me he apiadado de ti,
dice el Señor, tu redentor.

Me pasa ahora como en los días de Noé:
entonces juré que las aguas del diluvio
no volverían a cubrir la tierra;
ahora juro no enojarme ya contra ti
ni volver a amenazarte.
podrán desaparecer los montes
y hundirse las colinas,
pero mi amor por ti no desaparecerá
y mi alianza de paz quedará firme para siempre.
Lo dice el Señor, el que se apiada de ti.



Tú, la afligida, la zarandeada por la tempestad,
la no consolada:
He aquí que yo mismo coloco tus piedras sobre piedras finas,
tus cimientos sobre zafiros;
te pondré almenas de rubí
y puertas de esmeralda
y murallas de piedras preciosas.

Todos tus hijos serán discípulos del Señor,
y será grande su prosperidad.
Serás consolidada en la justicia.
Destierra la angustia,
pues ya nada tienes que temer;
olvida tu miedo,
porque ya no se acercará a ti”.
Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 29

Te alabaré, Señor, eternamente.

Te alabaré, Señor, pues no dejaste
que se rieran de mí mis enemigos.
Tú, Señor, me salvaste de la muerte
y a punto de morir, me reviviste.

Alaben al Señor quienes lo aman,
den gracias a su nombre,
porque su ira dura un solo instante
y su bondad, toda la vida.
El llanto nos visita por la tarde;
Por la mañana, el júbilo.

Escúchame, Señor, y compadécete;
Señor, ven en mi ayuda.
Convertiste mi duelo en alegría,
te alabaré por eso eternamente.

Después de esta experiencia, puedo decir contundentemente que, si la muerte tiene un sabor (la palabra saber procede de sabor) yo, que morí dos veces, hoy sé que ambas, ¡me supieron a gloria!
[1] Misal, para todos los domingos y fiestas del año 2004.

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